Enfermedad de Peyronie
Enfermedad de Peyronie e incurvación del pene
Entre las enfermedades que se presentan en el hombre, la incurvación del pene es un problema que afecta buena parte de la población masculina. Muchos de éstos retrasan el asesoramiento profesional pensando erróneamente que es un problema que no tiene solución; sin embargo son condiciones tratables que pueden corregirse con resultados satisfactorios en la mayoría de los casos, siempre y cuando sean diagnosticadas, tratadas y corregidas oportunamente por un especialista.
Existen 2 tipos identificables de esta patología:
La incurvación congénita del pene es detectada durante la juventud entre los 20-25 años; edad en la cual se ha completado el desarrollo y el pene alcanza su tamaño normal. Se caracteriza por “curvar” el miembro generalmente hacia abajo o un lado durante la erección; esto ocurre por una desproporción de los cuerpos cavernosos del pene en relación a la uretra (curva hacia abajo) o cuando uno de ellos es más largo que el otro (curva a un lado). Es una condición no evolutiva; que no acorta el tamaño del pene ni produce disfunción eréctil.
La enfermedad de Peyronie; cuyo origen es desconocido, se presenta en hombres entre los 45-55 años de edad. Produce incurvación del pene hacia un lado o hacia arriba por la aparición de una cicatriz o placa fibrótica (fibrosis) circunscrita a la capa albugínea que recubre los cuerpos cavernosos; restándole elasticidad, provocando erecciones dolorosas y afectando de manera directa la sexualidad del paciente.
En ambos casos el problema puede agravarse hasta llegar a impedir al individuo realizar el acto sexual, ya que la curvatura durante la erección condiciona la penetración; generando molestias, dolor e incluso problemas psicológicos en el paciente al no poder llevar a cabo una vida sexual activa. Los hombres con la enfermedad de Peyronie pueden palpar por sí mismos un abultamiento que en ocasiones confunden o asocian erróneamente con cáncer de pene; es posible que evidencien también acortamiento del miembro y en general notarán alguna deformidad que de no tratarse a tiempo, puede ir acentuándose en la medida que avance la enfermedad.
Existen diversos esquemas de tratamiento para estos casos, siendo el más efectivo al día de hoy la cirugía. Entre las técnicas quirúrgicas aplicables, el especialista debe considerar aquella que proporcione mejores resultados según cada paciente; citando básicamente las siguientes:
- Plicatura de pene. Consiste en realizar un corte en el lado opuesto a la placa, en donde se aplican puntos de sutura para “enderezar” el pene y corregir la incurvación. Para ello se crea una erección artificial con inyección de solución salina o aplicación de fármacos. Entre las diversas técnicas que se han desarrollado para este método se encuentran: Plicatura simple, técnica de Nesbit, técnica de Essed, entre otras. Algunos pacientes refieren un acortamiento del pene tras la aplicación de este procedimiento.
- Incisión o adelgazamiento. Se produce el corte de la placa pero ésta no es eliminada totalmente; en lugar de ello es recubierta con material de colágeno para favorecer su regeneración. Es un método alternativo a la extracción completa de la fibrosis en pacientes jóvenes que usualmente manifiestan placas muy suaves; presentando como desventaja que si los bordes fibróticos llegan a unirse de nuevo, es posible se reproduzca el problema.
- Eliminación de la placa. En este caso se realiza el corte del tejido dañado, se retira la placa y se reconstruye con algún tejido biocompatible. En este caso no se produce acortamiento del pene.
Es posible que al estudiar la enfermedad se observe que el paciente adicionalmente presenta disfunción eréctil; en estos casos puede recurrirse al uso complementario de tratamientos farmacológicos y considerar la cirugía de implante de prótesis de pene conjuntamente a la remoción de la placa.