Litotricia Extracorpórea
Litotricia Extracorpórea por ondas de choque
La presencia de cálculos en los riñones es una patología bastante frecuente a nivel mundial y representa un factor de riesgo importante para el desarrollo de enfermedad renal crónica. Con una incidencia global de casos del 4%; en países industrializados esta banda se ha expandido aceleradamente en los últimos años, llegando a ubicarse entre un 6-12%.
Entre los diferentes métodos disponibles en la actualidad para tratar la litiasis renal, la litotricia extracorpórea por ondas de choque (LEOC) es el menos invasivo.
Consiste en aplicar ondas de sonido de baja frecuencia desde fuera del cuerpo al área que se encuentra afectada, de manera que el cálculo pueda fragmentarse en pedazos muy pequeños que fácilmente puedan ser expulsados a través del conducto urinario.
El procedimiento generalmente se lleva a cabo en quirófano y puede aplicarse anestesia local o general al paciente. Este es ubicado en una camilla que ha sido dispuesta con una almohada o cojín lleno de agua y debe colocarse justo debajo del área donde se encuentra alojado el cálculo; el cual es localizado con mayor precisión gracias a la aplicación de rayos X o ultrasonido.
Los equipos empleados para realizar este tratamiento han evolucionado a lo largo de los años, permitiendo que el pulso acústico pueda ser controlado con mayor facilidad y precisión. El especialista irá generando pulsos controlados con intensidad variable, ajustando el tiempo de duración de cada descarga y el periodo de descanso entre uno y el siguiente. Normalmente todo el procedimiento se lleva a cabo en una hora y queda a criterio médico la colocación de un stent ureteral para facilitar el drenaje de orina y la expulsión de los fragmentos.
Según el nivel de tolerancia al dolor, tamaño del cálculo y la ubicación del mismo, la litotricia extracorpórea puede arrojar resultados más o menos satisfactorios. Si bien el paciente puede visualizar todo el procedimiento con una molestia “tolerable” a medida que se realiza; en muchos casos es preferible que esté totalmente sedado y favorecer con ello el umbral de dolor. La composición del lito que se desea desintegrar es otro aspecto importante, ya que en la actualidad se sabe que los cálculos de oxalato cálcico monohidrato y de cisteína son más resistentes a este tipo de tratamiento.
Entre los riesgos asociados a este método, se citan los siguientes:
- Obstrucción del flujo normal de orina por acumulación de los fragmentos en algún punto del tracto urinario, posterior a la ruptura.
- Hemorragia en el riñón producto del daño de los capilares por la onda de choque.
- Infección renal.
- Daño en la función renal.
Es posible que de presentarse alguna de estas complicaciones, el paciente requiera la realización de otro tipo de procedimiento quirúrgico para resolver la situación, pero en términos generales es un método seguro y bastante confiable. De igual forma su especialista es quien mejor puede orientarle en relación a la técnica más recomendable según el caso que usted presente, de allí la importancia de asistir a consulta y seguir las indicaciones de su especialista.