Nefrolitotomía Percutánea
¿Qué Es La Nefrolitotomía Percutánea?
La litiasis renal es una enfermedad en la cual se desarrollan cálculos en el interior del riñón, los cuales pueden quedarse alojados allí durante algún tiempo o desplazarse a través de las vías urinarias.
Cuando esta condición se presenta, el paciente comienza a manifestar una serie de molestias que pueden variar entre síntomas leves al cólico nefrítico; un padecimiento que llega a ser verdaderamente insoportable.
Los cálculos recorren el tracto urinario en búsqueda de una salida.
En el mejor de los casos, los litos por lo general logran ser expulsados a través de la orina; sin embargo, cuando esto no ocurre y quedan “trabados” en algún punto, se producen complicaciones de mayor grado que pueden ocasionar consecuencias severas.
La nefrolitotomía percutánea es uno de los procedimientos quirúrgicos que se aplica para extraer cálculos de gran tamaño cuya expulsión no es posible de forma natural.
También puede indicarse si ya se han realizado intentos previos con otros métodos sin obtener resultados favorables o cuando la aplicación de esos esquemas alternativos esté contraindicada. Otras causas para recurrir a esta opción quirúrgica es que se presenten filtraciones de orina dentro del cuerpo, que exista mucho dolor y el cálculo esté produciendo daño renal o infecciones urinarias recurrentes.
¿En Qué Consiste la Cirugía de Nefrolitotomía Percutánea?
La cirugía consiste fundamentalmente en realizar una pequeña incisión en la espalda del paciente para insertar una aguja hasta alcanzar el riñón; se dilata un poco este canal y se introduce un instrumento especial (nefroscopio) con el cual se ubica el cálculo, se extrae o se pulveriza.
Luego de esto, se coloca una sonda en el riñón y un “stent ureteral”; catéter flexible que se implanta en el uréter del lado afectado para facilitar el paso de la orina durante el proceso post operatorio. Después de la intervención puede requerir hospitalización durante un par de días y en este tiempo o ya en casa, es posible que se presenten algunas de estas condiciones:
– Náuseas y vómitos.
– Dolor en el riñón que puede aumentar al orinar. A pesar de ser normal dentro del proceso, generalmente es leve y controlable con los analgésicos indicados. Sin embargo, cuando quedan residuos del cálculo que ha sido fragmentado, puede presentarse crisis de cólico nefrítico.
– Sangre en la orina. Quizá se manifieste durante algunos días y el color resulte variable, pero es importante monitorear cualquier cambio importante (aumento en cantidad, presencia de coágulos…).
Las sondas pueden ser retiradas durante la hospitalización o en los días subsiguientes según criterio de su especialista y también deben seguirse ciertas indicaciones. Alrededor de 10 días luego de la intervención podrá reanudar su actividad regular, respetando no realizar esfuerzos físicos o actividades deportivas hasta las 3 – 4 semanas del postoperatorio y previa revisión médica. De igual forma, es importante identificar cualquier posible signo de infección (fiebre, hemorragias, escalofríos) y de llegar a presentarse, notificar inmediatamente a su especialista.
Recuerde que estos procedimientos deben ser aplicados únicamente por profesionales especializados en el área y luego de realizarse todo el protocolo médico que corresponda según cada caso.